La creadora brasileña Christiane Jatahy adapta la novela Arado torcido para denunciar los eternos abusos cometidos contra los trabajadores
Christiane Jatahy es una creadora brasileña que conocemos muy bien ya en España. Hace un año nos ofrecía su peculiar visión del Dogville, de Lars von Trier, y ahora la emprende con un tema de gran calado. Siempre apegada a esa estética híbrida de teatro y cine; y que, en los últimos tiempos, se ha entremezclado, además, con el documental y la proclama directamente política, sin ambages. De hecho, la carga política en esta última propuesta es alta y, si no queda claro, ya se encargan de manifestarnos que ahora con Lula están contentos, de la misma forma que con Bolsonaro estaban espantados. Que se nos remarque esto es un exabrupto antiteatral. Ya sabemos, más allá de las incongruencias de siempre, de qué pie cojea cada uno. Sigue leyendo


La película comenzó puntual en el Teatro Valle-Inclán de Madrid. Julia baila con uno de sus sirvientes en el césped junto a la piscina. Después, cuando el rápido chispazo ha desencadenado la hoguera, las pantallas de cine se abren y sus protagonistas de carne y hueso continúan con la secuencia. La filmación avanza mediante una cámara que sigue a Jelson y a la señorita flirteando. Corten.