QFWFQ

Teatro Meridional nos cuenta los orígenes de la existencia como si los fundamentos de la física fueran una leyenda

qfwfqCantar la historia del universo desde el campo, desde la boina, desde el achaque y el mandil, dando pábulo a científicos como Hubble o George H. Darwin, provoca todo un sistema de paradojas humorísticas que Julio Salvatierra ha trenzado a partir de las Cosmicómicas de Italo Calvino. Emparentado con el Enuma Elish (poema babilónico de la creación), con la Teogonía de Hesíodo o con el Génesis del Pentateuco, QFWFQ (se debe leer cufubufucu) narra en diversos episodios una cosmogonía. Lo que realmente da valor al relato son, primero, los propios textos creados entre 1963 y 1964 por Calvino y, segundo, el tono que tanto en la adaptación como en la labor directiva (Álvaro Lavín) se infunde al desarrollar unos personajes que acompañan al protagonista (el propio QFWFQ), más unas interpretaciones musicales en los interludios donde el folclorismo jotero se adentra en una especie de parodia físico-rural. El estatismo que pudiera llegar a resultar anodino —al sacar a los cuatro personajes constantemente en escena y casi siempre en torno a una paca de paja que sirve de banco—, se solventa tanto con las canciones, como con la proyección en vídeo del campo, del paso del tiempo y de la llegada de la luna que imprimen una gran profundidad escenográfica, además de la concentración narrativa en episodios que se suceden con aire épico. Las piezas que se pretenden fusionar en escena quedarían deslavazadas si las interpretaciones de los actores no fluyeran a gran velocidad y desparpajo. Empezando por Chani Martín, enfundado en QFWFQ como rapsoda inconmensurable de una historia tan creíblemente científica para nosotros, ahora que estamos acostumbrados a esas elaboraciones cosmológicas de los físicos, como fantásticamente chocante en esos individuos que tenemos delante. Marina Seresesky es la abuela que habla en argentino, que se expresa con una gestualidad embelesadora y que nos depara los momentos más graciosos junto a su hijo Álvaro Lavín, dando vida a un barrigudo campesino lleno de ingenuidad. Finalmente, Elvira Cuadrupani se nos presenta, por contraste, tan normal que su interpretación vale para contener la propia obra evitando el desmadre. La función trastoca los parámetros de la física para convertirse estéticamente en leyenda y mito; de esa forma, el teatro ilumina las misteriosas hipótesis de nuestro propio origen.

QFWFQ. Una historia del universo

Dirección: Álvaro Lavín

Guion y adaptación: Julio Salvatierra (basado en las Cosmicómicas de Italo Calvino)

Reparto: Álvaro Lavín, Marina Seresesky, Chani Martín y Elvira Cuadrupani

Producción ejecutiva: Teatro Meridional

Diseño y realización videográfica: Roi Fernández

Música: Óscar Sánchez Zafra

Diseño y realización escenográfica: Teatro Meridional, Rocío Barreto

Sala Cuarta Pared (Madrid)

Hasta el 27 de julio de 2014 (de viernes a domingo)

Calificación: ♦♦♦♦

Texto publicado originalmente en El Pulso.

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