Desengaños amorosos

Los Teatros del Canal acogen el divertido e ingenioso montaje basado en la obra de María de Zayas

Si decidimos no hacer caso a la teoría de la catedrática Rosa Navarro Durán, según la cual, María de Zayas y Sotomayor fue uno de los heterónimos de Alonso Castillo Solórzano; entonces creeremos que nació en Madrid en 1590 y que murió en la misma ciudad en 1647. Muy poco sabemos de su vida y casi todo tiene que ver con interpretaciones extraídas de sus propias obras, y que la sitúan como una protofeminista. Apenas atesoramos un par de colecciones de relatos: Novelas amorosas y ejemplares (1637) y Desengaños amorosos (1647). Sobre estos últimos, Nando López ha construido una obra teatral que pone en juego motivos, tramas y disputas de una manera tanto ingeniosa, pues ha sabido mezclar lo cómico con lo dramático, como sugerente; ya que muchas de las ideas de la autora quedan perfectamente expresadas en la obra. Si nos ponemos más pejigueros, podríamos achacarle cierta propensión pedagógica a remarcar las proclamas de vindicación femenina; y que su personaje de Octavio es tontorrón de más, por lo que se cae en el tópico del Apolo corto de luces. La incuestionable inteligencia de una mujer brilla ante mentes de su talla; aquí lo han tenido bastante fácil. Pero es que, claro, también se busca llegar a un amplio público, tanto de edad como de exigencia, y el entretenimiento debe estar garantizado. Y lo está; aunque se alargue el asunto, quizás, un poco más de lo necesario, y alguno de los embrollos no quede suficientemente bien representado, como es el caso que compete a los dos varones que, entre elipsis, suspicacias y analepsis, no terminamos de comprender en profundidad de qué escapan. Sigue leyendo

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Tito Andrónico

Antonio C. Guijosa intenta «domar» la sanguinaria tragedia de William Shakespeare en los Teatros del Canal

Tito Andrónico - FotoResulta imposible «sujetar» una tragedia tan desnortada como que esta que escribió William Shakespeare cuando era joven, muy influido por Marlowe. Acometer tamaño proyecto siempre será complicado; porque la exageración, casi terrorista, nos lleva por la pendiente. Y no parece que en la versión de Nando López se haya pretendido hacer nada más que algunos ajustes para aguantarse con lo que hay. Tampoco hallamos una gran intervención textual, y eso quizás hubiera resultado más interesante. En muchos aspectos, este montaje se queda entre dos aguas, y ese es un lastre con el que se carga toda función. Para empezar, los Teatros del Canal, evidentemente, no son el Teatro romano de Mérida; por lo que la escenografía de Juan Sebastián Domínguez es más funcional que sugerente; pues el espacio está un tanto desangelado alrededor de los versátiles cajones que sitúa en el espacio. No obstante, la iluminación de Carlos Cremades sí que incide con precisión en el tenebrismo lógico. Luego, si continuamos con los aspectos artísticos, nos podemos preguntar, una vez más, en qué consiste eso de las modernizaciones, o qué se consigue con ello. Es decir, el vestuario de Rafael Garrigós, por qué procede con ese pastiche de trajes de caballero, con unos abrigos hasta los pies, y, por otra parte, otras vestimentas que, de alguna manera, anhelan aproximarse a algo más «romano» o «godo». Sigue leyendo

Federico hacia Lorca

La Joven Compañía conmemora en este Año Lorca en Madrid la semblanza sobre el poeta con un potente espectáculo

Existe una frontera y no es sutil, en la que un adolescente se siente convertido en un niño, cuando se le presenta ese teatro que lo toma por objetivo y que le lanza mensajes directos y se cree cautivo de discursos que parecen estar ahí para adocenarlo. Sigue leyendo

BARRO

Un drama que repasa fulgurantemente la Primera Guerra Mundial a través de los jóvenes soldados de ambos bandos

Hay que insistir una vez más en la importancia que tiene el proyecto de La Joven Compañía; pues supone un hito en la difusión del teatro. Si un grupo de profesionales está ganando espectadores (y el esfuerzo es ímprobo en nuestra sociedad de la sobreabundancia ociosa) son precisamente ellos. Puesto que la combinación de textos interesantes, ya sea porque se apoyan en clásicos o porque al ser de nuevo cuño atinan con temas de relevancia; o ya sea porque estéticamente son altamente atractivos tanto para el público general como para los adolescentes. Todo esto no les debe eximir de la crítica, que tendrá que ser tan exigente como el trabajo que ellos mismos se imponen. Sigue leyendo