El Teatro Fernán Gómez acoge el atractivo espectáculo barroco de Morboria sobre la última obra de Molière

Hace un año, también con la excusa de ir preparando los actos conmemorativos por el cuatrocientos aniversario del nacimiento de Jean-Baptiste Poquelin (apenas quedan unos pocos días), Josep Maria Flotats estrenó una nueva versión de El enfermo imaginario en el Teatro de la Comedia. Su montaje tiraba —como en él es habitual— hacia el neoclasicismo del XVIII, con una depuración de las formas (en todos los sentidos estéticos) y un comedimiento auspiciado por la didáctica y una ironía más prudente. Sin embargo, los de Morboria se lanzan, de una forma mucho más coherente, al Barroco. La crítica social, el sarcasmo, los contrastes, un vestuario recargado y expresionista, una escatología desenfrenada (en ambos sentidos, pues la muerte está presente en las ensoñaciones iniciales) y, a la postre, una manifestación farsística de la hipocondría y, sobre todo, del embaucamiento. Sigue leyendo