Julieta Soria firma esta obra sobre el amor secreto del poeta Pedro Salinas con la profesora estadounidense Katherine Whitmore
En otras ocasiones, hemos contemplado sobre el escenario propuestas sobre escritores donde se intentaba poetizar el drama aprovechando recursos escenográficos y musicales. Así fue, por ejemplo, el caso de Lorca, la correspondencia personal. La cuestión es que, en el montaje dirigido por Ainhoa Amestoy, desde el punto de vista estético, nos quedamos entre dos aguas. Ni termina de ofrecerse un espectáculo sensorial definitivo que nos inocule el sentido profundo de la célebre trilogía del poeta (La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento), ni se contextualiza de manera consistente la relación amorosa del escritor con su alumna americana, precisamente porque apenas los distinguimos conviviendo o dialogando más allá del flirteo permanente. Saltamos en un visto y no visto de Madrid a Santa Pola y del Smith College en Northampton a Barcelona pasando por Alicante o Santander. Sigue leyendo