La adaptación de la novela de Almudena Grandes retrata España con gran subjetividad desde el interior de un siquiátrico. Blanca Portillo vuelve a brillar interpretando a la célebre asesina Aurora Rodríguez Carballeira

Sigue funcionando excelentemente el tándem Ricart-Portaceli con las adaptaciones de novelas (véase La casa de los espíritus). En este caso, han superado con creces la obra de Almudena Grandes, pues sobre las tablas quedan difuminadas las cargantes explicaciones y reiteraciones, más propias de bestsellers, que emplea la autora. Tampoco se favorece en demasía que el espectador caiga en esa absurdez de aprender historia con la literatura.
Se cuenta cómo el hijo de un importante psiquiatra ajusticiado al finalizar la guerra regresa a España después de formarse en Suiza, y especializarse en un nuevo medicamento que devuelve parte del sentido a los enfermos mentales. Es el enfrentamiento, como ocurría en las «novelas de tesis» de Galdós, entre la visión humanística (Carlos Castilla del Pino fue aquí la inspiración) del hombre moderno y esa amalgama rancia del conservadurismo encerrado en sus oscuras creencias. Sigue leyendo
El tándem Portaceli-Ricart continúa su andadura con una nueva adaptación de una novela firmada por una mujer y de claro impulso feminista. Tras 

