La coartada

Bernabé Rico dirige con firmeza esta adaptación del thriller firmado por Christy Hall, en el que sobresalen las interpretaciones de María Castro, Daniel Muriel y Miguel Hermoso

La coartada - FotoEl thriller sicológico posee una serie de reglas tan estrictas que, pasados ya los años, resulta bastante difícil salirse de ciertos esquemas. Christy Hall pretende con su obra To Quiet the Quiet, traducida aquí por La coartada, jugar con un personaje «no fiable» como es su protagonista, Ana. Que ella sea la que debe aportarnos la información pertinente para que captemos por dónde va el asunto es trabajar desde algo insostenible. Esto se debe a que ella, como descubriremos según avanza la función, no está en sus cabales. Sigue leyendo

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Anfitrión

Juan Carlos Rubio versiona y dirige la plautina obra de Molière con un espectáculo de inconsecuente aire circense

Anfitrión - Foto de Jero Morales
Foto de Jero Morales

Si algún escándalo pudo provocar Molière al adaptar —mínimamente— la comedia de Plauto, por unas supuestas críticas entreveradas a los romances de Luis XIV y a los usos amorosos de la corte (bastantes líos tenía ya el dramaturgo con su Tartufo), a nosotros nos deja que ni fu ni fa. Anfitrión es insustancial, y para que suponga un entretenimiento divertido y gozoso, no queda más remedio que infundirle agilidad y chispa. Justo lo que le falta a la dirección de Juan Carlos Rubio. Y eso que la idea de reconfigurar el asunto con la estética del circo, me parece, a priori, excelente; sobre todo, porque uno se imagina a los artistas vibrando con sus habilidades a cada instante. Pero ninguno de los ingredientes que entran a formar parte del pastel, logran aunar un gran postre. Para empezar, este montaje, se nos viene directamente del Festival de Mérida y eso implica, como ya se nos tiene acostumbrados desde los últimos años, los elencos de caras conocidas priman por encima de los elencos caras adecuadas para lo que se necesita. Sigue leyendo

El ángel exterminador

Blanca Portillo dirige una versión sobre la cinta de Buñuel más festiva y espectacular que surrealista

Foto de Sergio Parra

Hace un par de años asistíamos a una versión de esta misma obra recogiendo el título de aquel cuadro de Gericault, La balsa de Medusa, en el que se inspiró Buñuel; un montaje mucho más coqueto, aunque seguramente más efectivo que este que nos presenta Blanca Portillo. Tanto su perspectiva como la versión de Fernando Sansegundo sobredimensionan el film de 1962 para trasladarlo a la actualidad en un teatro, el Español, en absoluto idóneo para que los espectadores lleguen a adentrarse en la asfixia absurda de sus protagonistas. Para empezar, señalaremos varios hándicaps que entorpecen la función. Primero, los personajes quedan lejos, más de lo debido; puesto que se recluyen tras dos mamparas que el escenógrafo Roger Orra, a quien hay que valorar por el espacio grandioso —todo un salón de diseño contemporáneo, luminoso y amplio—, ha situado en el medio de las tablas y que me parecen un error garrafal por dos razones. Sigue leyendo