Fuenteovejuna. Historia del maltrato

Marianella Morena firma un montaje repleto de ironía desencantada para cuestionar nuestra sociedad de consumo

Fuenteovejuna. Historia del maltrato - FotoTampoco nos dejemos engañar otra vez más por el atractivo de los clásicos, no vaya a ser que esta obra de corte anticapitalista no sea capaz de desembarazarse de los clickbaits que tanto abundan en la prensa más putrefacta. La obra de Marianella Morena, quien dirigió Andrea pixelada hará un par de años, podría llamarse Historia del maltrato o algo de Fuenteovejuna (me inspiro en su compatriota Gabriel Calderón); o como quiera, por supuesto; pero llamarla Fuenteovejuna es retorcer al máximo el concepto de adaptación o, incluso, de inspiración. La cuestión es que, como viene ocurriendo con muchas otras obras de carácter posmoderno, solamente el lenguaje encuentra anclaje en la ironía, una ironía triste y desencantada, que se ríe de la maravilla en la que está encerrada. Sigue leyendo

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Andrea pixelada

Teatro comercial y electrizante para representar la vida de una exitosa recomendadora de libros en Youtube

Foto de Kiku Piñol

No podemos descartar la opción de tomar esta obra como una tremenda parodia a ese nuevo submundo de los booktubers, esos prescriptores, esos publicistas (también muy narcisistas), de libros ―la mayoría pseudonovelas rosa o de género fantasy―. Si lo miramos de esta manera todavía podemos sacar algo en claro. Aunque mucho me temo que la comedia Andrea pixelada, sencillamente, quiere mostrar, de manera un tanto alocada, la existencia de una de esas celebridades de YouTube. Hay que reconocer que los vídeos de estos individuos están grabados, muchos de ellos, bajo ese estilo tan electrizante y, diríamos, que agobiante, que cada frase es un eslogan, un lema, una directriz que se enfatiza como si te fuera la vida en ello. Más el aderezo de esas sentencias no aptas para diabéticos con las que abren y cierran su intervención. Y así lo ejecuta Roser Vilajosana, una actriz que arrastra una energía enorme y que demuestra tener grandes dotes para la actuación, pues su expresión es segura y directa y, además, asume con naturalidad la excitación de una muchacha algo endiosada y ególatra. Andrea nos canta su rap con mensajitos floridos y monos, con bailoteo incluido; y, después, nos deleitará con otras intervenciones musicales también con proclamas harto manidas en su gremio. Ya se sabe, que los profesores del instituto mandaban libros coñazo e insoportables y que eso ahuyenta a los futuros lectores. Otra chica que confunde la literatura con los libros. Podíamos por empezar a aceptar que el libro como tal está sacralizado y que el contenido de la mayoría de ellos merece perderse en el olvido. Sigue leyendo