Adolescencia infinita

La compañía Pont Flotant aborda con gran entereza su aproximación a la etapa vital más conflictiva

Foto de Nerea Coll

Después que la compañía Pont Flotant dejara su rastro en el Teatro de La Abadía con El hijo que quiero tener y Eclipse total, desembarcan con su último proyecto. Muchas han sido las obras que han tratado la adolescencia en estos tiempos, me quedo con Future Lovers, y ahora me guardo esta propuesta que han creado Joan Collado, Jesús Muñoz y Pau Pons. Ellos han logrado perfilar una sustancia escénica muy sugerente, muy fluida y muy acogedora. Vuelven a exprimir su estilo con esas dosis de autoficción y de metateatralidad para elaborar una función sin demasiada complejidad escenográfica. Lo entrañable y lo sencillo se conjugan con esa profundidad que se da cuando se tocan esos temas que atañen tanto a la intimidad. Sigue leyendo

Eclipse total

Pont Flotant plantean un curioso acercamiento a la muerte a través de sus genealogías personales en una propuesta demasiado superficial

Eclipse total - FotoSi el principio de la filosofía tiene que ver con maravillarse con todo aquello que tienes delante y que te resulta incomprensible los que viene después es una hecatombe epistemológica. Nos sentamos en la butaca y podemos hallarnos como los niños o los preadolescentes conversando entre ellos o con adultos y sorprendiéndose con su propia existencia, o con el tamaño de nuestro planeta o con el insondable universo. La extrañeza que uno puede sentir es desconcertante en grado supino; pero, luego, está la vida con su flujo temporal (y su memoria rehaciéndose y rehaciéndote) y el espacio que hay que ocupar con todos sus principios físicos inasibles. Si la obra Eclipse total se les muestra a muchachos avispados, puede que dijeran: «¡Vaya, venimos de muy lejos!». O, «al final todo se irá a la mierda». Aunque si los espectadores están creciditos, confío en que ya se habrán hecho cargo de la compleja idea de estar vivo en los avatares de este catastrófico azar. No obstante, hay que vivir. Sigue leyendo

El hijo que quiero tener

Una experiencia teatral, producto de un taller escénico, con la que se pretende reflexionar sobre la educación

La duda refulge en la ristra de sentencias con las que pretende autojustificarse el actor Àlex Cantó, cuando reflexiona sobre su decisión de no tener hijos. ¿Por qué tener hijos? ¿Qué es tener un hijo? «Como si uno tuviera que tener hijos para ser feliz». El hijo que quiero tener es una obra no va estrictamente de responder a esta cuestión; aunque pudiera ser el punto de partida, sino de plantear cómo la sociedad se vertebra de forma auténticamente solidaria si en la educación contribuye toda la tribu, esa a la que tanto se refiere José Antonio Marina. Esto lo percibimos como un aldabonazo cuando la escena se abarrota con esas veintidós personas de tres generaciones que se reúnen en un aula, para ser niños, padres y abuelos. Para ser amables, responsables y también juguetones. Y sin distinción de edad. La función, sobre todo en el último tercio, quiere permear la experiencia del propio taller, de cómo todos estos amateurs han contribuido con su energía positiva a poner en marcha una manifestación de encuentro, de unión y de relación. Sigue leyendo