Antonio y Cleopatra

Ana Belén y Lluis Homar despliegan encanto y humor para abrir la temporada en el Teatro de la Comedia

Antonio y Cleopatra - Foto de Sergio ParraQue conozcamos de sobra el desenlace, no quita para que la batalla dialéctica nos dé un impresionante morbo. El resto de personajes pueden quedar en la sombra y en silencio. Los avatares bélicos propician el movimiento de las piezas en la partida erótica, y el erotismo es una máscara aviesa por sujetar un poder muy quebradizo. ¿Quién hace más teatro? ¿Cleopatra o Marco Antonio? Nuestra mirada romántica nos hace crédulos ante tales arrumacos en los primeros instantes; pero ahí se dirime mucho más. En concreto, la supervivencia política. La reina de Egipto había hecho lo propio con Julio César y ahora no tendría inconveniente en volver a «venderse» a otro romano. Sigue leyendo

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Divinas palabras

José Carlos Plaza regresa a este clásico de Valle-Inclán sobre la degradación moral con una puesta en escena algo anticuada

Foto de marcosGpunto

Puede resultar enormemente paradójico que el clásico de Valle-Inclán, una obra señera de la dramaturgia contemporánea española y una de las más viajeras, se nos muestre avejentada, fuera de un marco conceptual que podamos asimilar con la facilidad que hasta hace unos treinta o cuarenta años se hacía; y, a la vez, quizás —es algo aventurado afirmarlo— recupere su fascinación cuando se pueda observar como ahora hacemos con los dramas barrocos. Y es que Divinas palabras engarzaba con una España profunda, oscura y grotesca que hasta hace no mucho era reconocible en algunos pueblos de la geografía española; no obstante, la urbanización generalizada y el abandono de muchos espacios rurales desvirtúa, en cierto modo, el simbolismo valleinclanesco. Sigue leyendo

Auto de los inocentes

Un drama naíf sobre un campo de refugiados en España con el Auto de los Reyes Magos incluido

Que la apertura de la temporada en el Teatro de la Comedia, que se presuponía un plato fuerte con el que dar el aldabonazo de salida, se haya sustituido por un montaje que más parece indicado para la bonhomía que nos embarga en Navidad, es una cuestión que difícilmente se puede comprender. Tampoco se entiende muy bien hacia dónde quieren ir con su texto Pedro Víllora y José Carlos Plaza; es decir, si de verdad creen que han pergeñado una estructura dramática propicia para encajar como actividad lúdica en un campo de refugiados ¿en España? diversos textos barrocos y el anunciado Auto de los Reyes Magos que, recordemos contiene 147 versos nada más, y que se introduce de cualquier manera al final del montaje. ¿Es posible que alguien se haya enterado de qué cuenta este auto o los otros: fragmento del Auto de La vida es sueño, de Calderón y el Auto del Hospital de los locos, de Valdivieso? Quiero decir, evidentemente, en su dimensión sociocultural y literaria, pues son alegorías que necesitan un desarrollo y unos marcos referenciales que aquí no están. Primeramente, es necesario resaltar que el espectáculo es innecesariamente largo (dos horas) y que el tono es naíf, idealizante y poco creíble en la pesadumbre, el cansancio y la desesperación que se presume en un lugar así. Sigue leyendo