El gran teatro del mundo

Lluís Homar dirige una versión colorida de este auto sacramental de Calderón en el Teatro de la Comedia

El gran teatro del mundo - Foto de Sergio Parra
Foto de Sergio Parra

¿Qué hacemos con los autos sacramentales hoy en esta sociedad nuestra tan secularizada ya? Si les quitamos la fiesta y nos quedamos con el trasfondo, está claro que podemos encontrar una rica simbología y que podemos hallar remisiones fértiles; pero el didactismo que expele también posee un hálito de rancia catequesis. Fuera del Corpus Christi, de la iglesia, dentro de un teatro a la italiana, inmersos en la sociedad de consumo, aunque los valores propuestos sigan teniendo validez, por supuesto; sin vida religiosa, lo sacramental se desmenuza. Ya intentó darle Carlos Tuñón otro brío a la pieza de La vida es sueño y Xavier Albertí le dio ritmo de cabaret a El gran mercado del mundo. Ninguna de las dos me satisfizo. Sigue leyendo

Ejecución

Xus de la Cruz presenta su visión de la brutalidad en una breve pieza con tintes valleinclanescos

Cuando uno acude a ver las propuestas de nuevos creadores que desean arrojarse a este mundo tan complejo de las artes escénicas, espera, evidentemente, que se abran vías de exploración al menos extrañas; pero también espera que el ímpetu por epatar no destroce la función. Xus de la Cruz lanza un artefacto genuinamente español, carpetovetónico, una pieza con aires de retablo valleinclanesco. Al son de una marcha semanasantera de cornetas y tambores, procesiona un matrimonio; mientras una virgen kitsch, de manto verde casi fluorescente como si fuera de Lourdes, de sonrisa tétrica y preñada, adicta a los milagros, entona la «Nana de la hierbabuena» de Carmen Agredano (con la que ganó el Goya a la mejor canción original para La voz dormida, y con la que tanto tiene que ver esta obra). Sigue leyendo