Francisco Nieva revive en el Matadero gracias a un montaje extraordinario dirigido por Rakel Camacho

Rakel Camacho nos entrega en la Sala Max Aub del Matadero el que posiblemente sea el espectáculo más sobresaliente de la temporada. Ha tenido que recurrir, eso sí, a Francisco Nieva (1927-2016); porque nuestro panorama dramatúrgico no está muy boyante. Sexta obra dentro del teatro furioso del polifacético artista de Valdepeñas que escribió en 1974 y que dirigió en su estreno de 1982. Otro día nos preguntaremos por qué no es presencia constante este autor (poco más que Salvator Rosa, hace unos años). En cualquier caso, todo en esta propuesta es arriesgado. Primero por su complejidad, aunque todas las claves las llevemos impresas, quizás a nuestro pesar, en el ADN español; segundo porque la «rapsodia» implica ensamblar plásticamente demasiados asuntos y el aire barroco y hasta el glam pueden repeler a más de un espectador. La burricie se da la mano con el horterismo, mientras las energías telúricas nos destinan a la creación más genuina y consistente. Sigue leyendo