Los Bárbaros y los Nuevos Dramáticos han creado un montaje desbaratado sobre un futuro ecosocial en el Teatro Valle-Inclán

De acuerdo, no es fácil. De hecho, es de lo más complicado que se puede formalizar dentro de un escenario. Adiestrar animales es más sencillo que poner a unos niños y a unas niñas de entre 8 y 11 años a funcionar dramáticamente. Pero, como hemos podido comprobar en este proyecto de los Nuevos Dramáticos del CDN ─me perdí Luna en Marte─, unas veces se atina y otras no se encuentra el tono. Así ocurrió negativamente con Play! y así pasó positivamente con Los columpios y con Ensimismada. Peor ha ido este ZUM. Crecerá un jardín. Esta vez los responsables han sido Los Bárbaros, de quien solo tengo el disgusto de haber contemplado Obra infinita. Sigue leyendo
Quiero pensar seriamente en qué se diferencia esta función de Los Bárbaros en la Sala de la Princesa del Teatro María Guerrero de un cuentacuentos cualquiera en alguna maravillosa biblioteca —sí maravillosa, porque el entorno influye—. Sinceramente, creo que este espectáculo pretende descubrirnos nuevamente el fuego dándonos a entender que esto de relatar historias en la cercanía es cosa del pasado.