#Malditos16

En el reabierto Teatro Galileo se representa esta obra de Nando López sobre cuatro adolescentes que han intentado suicidarse

Necesariamente debemos pensar en los adolescentes, en ese público objetivo al que va destinada esta obra, tanto en el sentido estético como en el pedagógico. De esa manera, #Malditos16 es un montaje propedéutico; por eso podríamos considerar que la chavalería de catorce o quince reflexionará sobre este tabú que arrastramos en España (a diferencia de otros países donde el tema ha irrumpido en la educación); mientras que a los bachilleres quizás se les que un poco superficial. A los adultos, no digamos. Y es que estamos hablando de una cuestión tan peliaguda que siempre se ha rehuido ―ahora se sigue haciendo; pero algo menos―. En esta tesitura, el autor, Nando López, ha sido timorato. Creo que toda la literatura que se tilda de juvenil, todos esos productos que tienen tan claro cómo hay que aproximarse a los adolescentes, primeramente, desdeñan el arte y, seguidamente, buscan un consenso general que termina en el reiterado paternalismo que llevamos aguantando en las últimas décadas. Antes de que un joven tenga un grave problema (para ellos los problemas suelen ser todos graves) es pertinente haber cumplido con lo esperable por parte de los adultos, es decir, poner límites, decir no unas cuantas veces y hablar claramente a los chavales, no rehuir los aspectos incómodos de la vida. Después, cuando ya están inmersos en el mogollón, en esa amalgama de sensaciones desasosegantes o cuando barruntan los miedos, ellos desean que se les digan las cosas con sinceridad. Sigue leyendo

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La cortesía de España

Lope de Vega se cuela en el Matadero con La cortesía de España, una obra sobre las cargas de la tradición

la-cortesia-de-españaPresenta, y muy bien, la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico un comedia, tildada de famosa, de esas de enredo. Como suele ser propio en Lope y otros autores de la época, la trama se dispone a través de los amores de sus protagonistas que, entre equívoco y equívoco, van lanzándose hacia un final que se adivina feliz, pero que dada la confusión, no sabe uno quién acabará con quién. La cortesía de España no solo es una comedia de costumbres urbana como El acero de Madrid o La noche de San Juan donde aparecen ciudades de nuestro país, sino que, en esta ocasión, uno de los protagonistas y su sirviente viajan por Génova, Venecia o París, todo un tour que se va reflejando en unas acertadas proyecciones de vídeo repartidas a tres alturas: en un ciclorama, en unas cortinas y en las puertas giratorias. Resulta, por lo tanto, una escenografía sencilla, minimalista, en apariencia, con una especie de pasarela como si fuera un puente veneciano, con portalones que van metaforizando aún más la trama con sus giros y una serie de pequeños elementos que matizan el espacio como unas sillas con un elevado respaldo hueco, elegantes, y que no disuaden la mirada del espectador. A esto se añade un vestuario equilibrado en los colores, diseñado por María Araujo y una música basada fundamentalmente en una sonora percusión ejecutada por Mauricio Loseto que va hilando cada una de las escenas. Sigue leyendo