La dramaturga rumana Gianina Cărbunariu lanza una reflexión sobre los desafueros del mundo laboral de nuestro presente a través de semblanzas ejemplares

Las expectativas con esta nueva obra de Gianina Cărbunariu eran altas, después de que nos deparara un gran aldabonazo con aquella función que presentó hace dos años en este mismo espacio del Teatro Valle-Inclán, titulada De vânzare / For sale. Pero lo cierto es que Elogio de la pereza adopta un tono que rápidamente se nos torna anticuado, guiñolesco y con un discurso poco clarificador en sus objetivos. El planteamiento nos dispone un Museo del trabajo y de la explotación, que se está creando en el futuro; cuando la jornada laboral dure tres horas. La idea de qué hacer con tanto tiempo de ocio ―parecería la Edad Media―, no se desarrolla y, desde luego, nos quedamos con las ganas de comprobar las cuitas existenciales. Lo que sigue es una visita guiada por las salas del susodicho museo. Un recorrido expuesto con ese acento suave de sátira, de incisión estereotípica, de cuentecillo moral carente de la crítica mordaz (además de la autocrítica sobre nuestra responsabilidad política y ética) que uno espera de una obra de teatro inteligente. Los referentes parecen evidentes, el más claro ―como así se nos hace saber en la primera etapa― es Paul Lafargue (el yerno de Karl Marx), que con su libelo El derecho a la pereza, se ha ganado toda nuestra admiración. Sigue leyendo