Camino al zoo

Juan Carlos Rubio se pone al frente en el Teatro Bellas Artes de este clásico de Edward Albee en el que incluye la precuela de 2004

Durante mucho tiempo la Historia del zoo ha sido una de las obras más representadas de Edward Albee, un autor que volvió a los escenarios gracias a la versión de Un delicado equilibrio, bajo la dirección de Nelson Valente. Ahora Juan Carlos Rubio y Bernabé Rico han tenido la estupenda idea de llevar a escena el díptico que el dramaturgo norteamericano terminó de configurar en 2004, cuando ideó una precuela para su conocido texto. Apareció inicialmente con el título de Peter & Jerry, para después cambiarlo al actual At Home at the Zoo. Sigue leyendo

Un delicado equilibrio

El texto de Edward Albee regresa a las tablas para incidir en las cuitas de una familia burguesa envueltos en una atmósfera de absurdo

Un delicado equilibrio - Foto de Sergio Blanco
Foto de Sergio Blanco

Esta obra se estrenó en 1966 en Nueva York, y luego, en 1969, tuvo su propia representación en el Teatro Español, con versión de Antonio Gala. En ella se encuentran muchos de los elementos del teatro de Edward Albee, no hay más recordar el alcoholismo y las trifulcas matrimoniales en su obra más célebre ¿Quién teme a Virginia Woolf? O el surrealismo entreverado en La cabra o ¿Quién es Sylvia? También en los últimos tiempos se ha recuperado para la escena La historia del zoo, donde se hallan inteligentes diálogos. Está claro que el dramaturgo estadounidense bebió de los maestros más cercanos como Tennessee Williams, de quien hace poco se realizó un espectáculo donde se volvía a incidir en los estragos de la bebida; o de O’Neill, pues no hay más que contemplar Largo viaje del día hacia la noche para descubrir un claro antecedente de la pieza que aquí tratamos. Sigue leyendo

La historia del zoo

El Teatro Lara acoge la recuperación de esta obra de Edward Albee sobre el encuentro de dos hombres aparentemente antagónicos

Regresa José Carlos Plaza a esta obra (llegó a protagonizarla bajo la dirección de William Layton) tan señera del teatro de Edward Albee, y lo hace con los mismos actores con los que trabajó hace ya bastantes años. Es un texto que tiene exprimido y apuntalado para que aún se mantenga vivo; y, en cierta medida, enigmático. Seguramente la extrema sencillez del montaje y del propio argumento, mitad apegado al absurdo, mitad contemplador existencialista, disuada en el inicio al público, que asiste inquieto ante lo anodino del planteamiento. Estamos en Central Park, en Nueva York, corre el año 1958. Un hombre llamado Peter, de unos cuarenta años, de aspecto moderadamente burgués, de aire intelectual, con pipa, gafas y un voluminoso libro sobre las manos, permanece sentado sobre un banco. Al instante, llega un tipo de apariencia corriente y algo descuidado, un tanto nervioso, que pretende entablar un diálogo con la excusa de contar una anécdota sobre su visita al zoológico. A partir de ahí, asistimos a una conversación, más bien el monólogo entrecortado de este último, Jerry. Sigue leyendo