Beatrice

José Gómez-Friha regresa a La hostería de la posta de Goldoni con una mirada feminista que actualiza este texto del neoclasicismo

Regresar a los inicios es una inmejorable manera de reforzar los planteamientos estéticos que pusieron en marcha a Venezia Teatro y, tal y como han ido las cosas, además; sirve para enlazar lo último con lo primero. Puesto que, si hace unos meses en la versión de Casa de muñecas, el portazo de Ibsen hacía mutis; ahora lo tenemos de vuelta, trasplantado al siglo XVIII de Goldoni; y le viene estupendamente. Porque hay que reconocer que a nuestros ojos el didactismo de los ilustrados se nos queda corto. Como sabemos, las reglas del teatro neoclásico también se nos quedan algo escuetas; así el acontecimiento será tan concreto como la lección que se nos quiera impartir. Y, por lo tanto, para ganar nuestro interés, la mano del dramaturgista deberá poseer la habilidad de propiciar un brío y una astucia escénica adecuada. Y este es el gran mérito de José Gómez-Friha, quien ha dotado a su Beatrice (basada en La hostería de la posta) de la ironía precisa y de las intenciones políticas que doten a su protagonista del hálito libertario que ya tuvieron algunas de esas damas por aquellas épocas. Sigue leyendo