Miles Gloriosus

Carlos Sobera se enviste del soldado engreído para ganarse al público en un espectáculo que busca denodadamente el entretenimiento

Miles Gloriosus - FotoViene comandada por Carlos Sobera esta versión del clásico plautino tantas veces representado, y que tanto ha influido en las comedias de enredo. Ciertamente, se representa con esa pátina comercial —como si la propia obra no lo fuera ya suficiente—, que consiste en reducir un tanto el argumento y el número de personajes, y en dejar que la estrella televisiva se gane al público desde el primer instante con sus modos de sugestión. Tal es así, que su entrada es triunfal, cantando para autodescribirse. No solo atraviesa el pasillo principal de la platea con su gran penacho, sino que es capaz de hacer carantoñas y caricias a más de un espectador, con esa sonrisa franca que tiene aquí el destello de la fanfarronería. Sigue leyendo

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El burlador de Sevilla

El Teatro de la Comedia acoge una versión sobre Don Juan que pretende ajustar cuentas con el famoso seductor

Llega esta versión como si se debiera pedir perdón antes de montarla. Así afirma su director, Josep Maria Mestres en el programa de mano: «Hay que destacar también que las mujeres del burlador de Tirso son de una modernidad radical para su época. Son activas, desean, toman decisiones…, denuncian a su agresor (el me too no queda tan lejos). A través de ellas el autor nos descubre prejuicios, convicciones y comportamientos machistas seculares. Arrancarlos de raíz es ya nuestra labor». Lo que nos encontramos en escena es a un Don Juan algo macarra, más pendenciero, menos fino en sus modos; aunque de la misma manera obcecado en sus afanes conquistadores. ¿Es un «agresor»? Raúl Prieto encarna al mito con ambigüedad, porque le han arrebatado la sutileza y él ofrece en su voz cierta marginalidad callejera. Desde luego ejerce sus dotes de seductor con vigorosidad, sin regodearse hasta el infinito como el Johannes del famoso Diario de Kierkegaard. Afirmaba el filósofo danés: «Seducir a todas las muchachas es la expresión masculina del anhelo femenino de dejarse seducir de una vez por todas en cuerpo y alma». Sigue leyendo