Un repaso por lo más meritorio y sobresaliente de este reducido periodo teatral que nos ha tocado vivir

La temporada ha quedado demediada. Esto ya no tiene remedio. Días aciagos para el teatro que dejan su futuro en suspenso. Los sucedáneos virtuales demuestran que la anosmia no es solo un síntoma clarificador de esta pandemia que nos acogota; sino la evidencia de que el drama requiere de olores, de sudores, de tensiones carnales y, fundamentalmente, de ese compromiso indeleble entre los intérpretes y un público que se entrega al pacto mefistofélico. Por lo tanto, solo queda hacer ya el habitual repaso a lo más destacable de la escena teatral madrileña (española por extensión y por recepción. Internacional, a la postre). Sigue leyendo