La adaptación de esta obra de Dario Fo sirve para realizar una sátira chabacana con el rey emérito en el Teatro Fernán Gómez

Si se ha abierto la veda con el emérito ─véanse Breve historia del ferrocarril español o El Rey que fue─ es porque empieza a estar amortizado y ya se piensa en él como en una reliquia. Creo que ahora estamos en otra cosa. Distinto asunto sería, por lo tanto, una sátira sobre nuestro insigne líder supremo, el cual ya sostiene episodios épicos y populistas, hipócritas y victimistas, a partes iguales, con lo que sería él quien debería sufrir un poco de candela teatral. A no ser que se aspire a caricaturizar a algún plutócrata, de esos que auténticamente te pueden hacer desaparecer, incluso aquí, en España. Sigue leyendo