Xavier Albertí propone con Miguel Rellán una adaptación excesivamente austera de la crónica firmada por Chaves Nogales
Si nos fijamos en los «solos» que está poniendo en marcha Xavier Albertí, debemos considerar que, más allá de los textos ─y los tres anteriores a los que me voy a referir son brillantes─, ante todo, se exprimen con unos actores tan sobresalientes (Rubén de Eguía, Pedro Casablanc, y Pere Arquillué). Cuesta afirmarlo, sin embargo, no creo que Miguel Rellán esté a la altura. Su vocalización no es precisa, no se paladean las palabras, se trastabillan. Su cuerpo de ochenta y un años, desgarbado, subido a esos tacones no posee los modos de un flamenco. Un bailaor muere sin perder la apostura, la colocación de los brazos, el acomodo de las rodillas. Sigue leyendo
