La dramaturga y actriz Esther F. Carrodeguas monologa sobre su gordura en una performance autoficcional
Esther F. Carrodeguas, quien, desde mi punto de vista, ha patinado con su último espectáculo, Iribarne, en el CDN, es una dramaturga que necesariamente debemos juzgar como inteligente. La prueba es Supernormales. Uno, entonces, se pregunta por qué una mujer de 44 de años se hace esto (y nos hace esto) en escena. Otra vez más la autoficción de marras. Otra vez el micrófono en mano. Otra vez la declamación plañidera. Otra vez el victimismo egocéntrico. Otra vez el mundo (todo, todo el mundo) «contra mí». Pero esta vez, encima, reducido a cuarenta y cinco míseros minutos y a la redundancia más insoportable: «Soy gorda». Sigue leyendo