El castillo de Lindabridis

Nao d’amores vuelve a presentar un espectáculo de gran factura para desarrollar una obra menor de Calderón de la Barca

El castillo de Lindabridis - Foto de Sergio ParraLa garantía que tenemos los acérrimos espectadores de Nao d´amores es que cualquier montaje ofrecerá una factura impecable; aunque el contenido no llegué a satisfacer del todo, como ocurre en este caso, con un Calderón poco sondeado y que brinda un lenguaje tímidamente más claro, menos sentencioso. El castillo de Lindabridis se debió de estrenar en torno a 1661, estaba escrita para la familia real. Es una de esas comedias novelescas que escribió el autor español. En este caso se apoyó en la obra El espejo de príncipes y caballeros, de Diego Ortúñez de Calahorra. Lo cierto es que, más allá de admirar el genio y la apostura de su heroína, poco se saca de un enredo trillado en el asunto de caballería. Sigue leyendo

Retablillo de don Cristóbal

Nao d´amores recurre a los títeres de cachiporra lorquianos para elaborar una pieza de factura impecable en el Teatro de La Abadía

Retablillo de don Cristóbal - Foto de Ángela Bonadíes
Foto de Ángela Bonadíes

¿Es don Cristóbal popular? No, ya no es reconocido por el pueblo. Ya no le dice nada. Es más, si resurgiera debiera consumirse astillado en la pira de las nuevas inquisiciones. Es un contraejemplo y ahora solo queremos emulaciones prístinas de lo angelical. Pero, ¿es popular —teatro popular— el espectáculo de Nao d´amores? Los títeres siguen entre nosotros, en Segovia o en El Retiro, o donde sea. La chavalería tiene oportunidad todavía de aproximarse a este arte tan directo y cercano; aunque, lógicamente, muy adaptado al gusto y a la moral de nuestro tiempo. Lo que, quizás, insisto con lo de arriba, sea una gran traición del espíritu primigenio. Sigue leyendo