Repaso a los espectáculos más sobresalientes de este curso que acaba de finalizar en la esfera teatral
Foto de Jean Louis Fernandez
Que la tendencia conservadora y buscadora de públicos más talluditos y fieles se va imponiendo en la mayoría de los teatros es ya una obviedad. De alguna manera, esta pulsión arrastra también a creadores que estarían dispuestos a arriesgarse más; sin embargo, ven que el propio ambiente lo ha hecho más complicado. Parece que ciertas líneas se van difuminando como, por ejemplo, esas ínfulas juveniles de otros años donde se nos esputaban consignas sobre su sacrosanta identidad; pero con tono victimista y ñoño. Sigue leyendo →
El Teatro María Guerrero acoge el extraordinario montaje de Caroline Guiela Nguyen, una crítica al capitalismo global a partir de la alta costura
Foto de Jean Louis Fernandez
Recibimos de nuevo a Caroline Guiela Nguyen en el CDN tras su paso con Saigon y reconocemos muchos de sus valores estéticos. Otra vez una producción absolutamente sobresaliente, donde se imbrican una serie de técnicas audiovisuales manifestadas con gran elegancia y con mucha meticulosidad. Estamos acostumbrados en los últimos tiempos a una introducción de cámaras, de vídeos y de tecnologías en la escena que, si bien sorprenden, también, en demasiados casos, resultan molestas. Aquí no ocurre así y por eso el discurrir de la función es tan placentero. No hay más que ver cómo se utiliza la pantalla central. Sigue leyendo →
Una sentida propuesta sobre el desarraigo en la historia reciente de Vietman firmada por la dramaturga Caroline Guiela Nguyen
Foto de Jean-Louis Fernandez
Aprehender el tiempo, anquilosarlo a través de un restaurante de 1956 en Saigon (ahora Ciudad Ho Chi Minh) y trasplantarlo hasta París como si fuera un templo que se desmonta piedra a piedra para asentarlo en otro lugar de forma idéntica. Así mantienen aquel local hasta ese 1996 que es el otro punto del lapso. Dejar que la cotidianidad se conmueva con los recuerdos de los seres queridos que se perdieron en el tráfago de los acontecimientos y perderse en la traducción de una lengua que es la del colonizador y, también, la de aquellos que te acogen mientras se siguen planteando el regreso al país natal. Matrimonios mixtos para la configuración de una cultura única que chirría por todas partes. La escenografía hiperrealista cumple con todos los detalles posibles, nada se escapa. Alice Duchange se ha molestado en recrear el prototipo de restaurante oriental que se reparte por toda Francia, llamado, inequívocamente, Saigon, y dispuesto a ofrecer buenas sopas calientes especiadas con pimienta (uno de los personajes occidentales se sorprende de que ellos también tengan pimienta. Es uno de esos toques de humor que suavizan el drama). La cocina a la izquierda, un pequeño karaoke repleto de canciones melancólicas apostado en la otra esquina y clientes silenciosos sorbiendo del cuenco. Pero lo auténticamente interesante es el balanceo entre las épocas, cómo se empasta el allí con el aquí como si fueran espíritus que se concitan en futuro que se ancla en el pasado. Sigue leyendo →