La Regenta

La adaptación de la célebre novela de Clarín nos deja un montaje reduccionista y falto de pulsión existencial

La Regenta - Foto de Pedro Gato
Foto de Pedro Gato

No sé cuál debe ser la mejor manera de trasladar a escena en noventa minutos una novela de proporciones considerables; pero esta que ha pergeñado Eduardo Galán es harto conservadora en cuanto a la ambición artística, y no hace, en absoluto, justicia a ciertas técnicas literarias que puso en marcha con excelencia el autor nacido en Zamora (asturiano de adopción). Hablo, por ejemplo, de ese atisbo de monólogo interior que fue el estilo indirecto libre. Aquí se ha optado por el pedagogismo, por la narración que ate cabos, de la conciencia de que muchos bachilleres acudirán con sus profesores al reclamo. O de ese público que ha leído la obra y necesita recordar a este o a aquel personaje. O, directamente, los que solo vieron la conocida serie de televisión con Aitana Sánchez-Gijón y Carmelo Gómez a la cabeza. Sigue leyendo

Ortega

Las ideas fundamentales del filósofo español sustentan esta comedia de tintes absurdos en el Teatro Quique San Francisco

Ortega - FotoAceptemos que con esta propuesta de Karina Garantivá, dirigida por Ernesto Caballero, dentro de su ciclo filosófico del Teatro Urgente, algunos de los conceptos y pensamientos de Ortega y Gasset sustentan el texto. Gran exigencia para el público que, puedo asegurar, conoce al intelectual madrileño de oídas y por alguna de sus célebres frases: «Yo soy yo y mi circunstancia» (no olvidemos que sigue «si no la salvo a ella no me salvo yo»). Frase emblemática que ya aparece en su primera obra, Meditaciones del Quijote, y que en esta función tiene un peso significativo. De hecho, Alberto Fonseca, quien interpreta con sencillez y entrega distintos personajes, se envestirá del propio caballero andante, como una presencia onírica. El actor discurrirá con ajustada simpatía en sus diferentes facetas. Sigue leyendo

Mariana Pineda

Laia Marull se mete en la piel de la heroína liberal, en esta propuesta de Javier Hernández-Simón en el Teatro Español

Foto de marcosGpunto

En 1927 Margarita Xirgu, a quien está dedicada esta obra, se mete en la piel de la heroína granadina Mariana Pineda. En 2015, Laia Marull encarnó a la Xirgu en un biopic y ahora protagoniza este montaje que dirige Javier Hernández-Simón sobre el texto de Federico García Lorca. Yo creo que este proyecto, principalmente, posee dos grandes atractivos. Por un lado, la interpretación de la actriz catalana, quien despliega sus aptitudes actorales para sujetar a un personaje que puede dar pie a la exacerbación; pero que aquí observamos tan pasional como racional, tan maduro, si cabe, como arrebatador en el desenlace. Marull tiene una enorme capacidad para expresar las emociones a flor de piel, a punto del lloro o de la ira, y esa pulsión se mantiene durante toda la función. Por otra parte, el espacio escénico pergeñado por Bengoa Vázquez es absolutamente significativo, escultórico y muy llamativo; pues una colección de tiras, de gomas rojas, configuran diversas figuras que evocan un telar o un mantón o una cárcel, de maneras muy sugerentes. Lástima la inclusión de todas esas puertas móviles, que me parecen un pegote que afea la estructura preponderante. El vestuario de Beatriz Robledo es coherente con el enfoque general y nos traslada perfectamente a la época. Destaca por encima de todo el vestido encarnado de la protagonista, tan simbólico, y que visualmente empasta generosamente con la propuesta escenográfica. Sigue leyendo

Los justos

La obra de Albert Camus se adapta en clave etarra en el Matadero

Los justosLa acción se sitúa en 1979, año en el que ETAm (militar) asesinó a 65 personas; el año anterior había terminado con la vida de 60 ciudadanos, para completar en 1980 con las 204 víctimas que sumaron en aquel trienio terrorífico. Un largo preámbulo dispone a los cinco gudaris a ritmo de txalaparta sobre un cajón de tierra que parece alimentarlos. Después, escarban para encontrar unos cabos que los mantendrán anclados durante la primera parte. A partir de ahí, bajo esa propuesta, se irán desplazando en una danza macabra mientras las ideas se contraponen en la preparación de la ekintza. Sigue leyendo