La pieza de Cervantes inaugura una nueva sala en el Teatro de la Comedia con una versión audaz
Un pastiche fenomenal es el que ha montado Denis Rafter, apoyado en la ingeniosa versión de Jerónimo López Mozo, con las gentes jóvenes de la Compañía Nacional de Teatro Clásico ─estaría bien denominarlos de otra forma, pareciera que son inexpertos y la mayoría tienen más trote que muchos mayores─. Ante todo y principalmente buscar un entretenimiento sagaz e inteligente, un divertimento repleto de referencias culturales de antes y de ahora (casi imposible pillarlas todas); un artefacto dividido en múltiples escenas que parecen diseñadas como cajones estanco, a veces, solamente comunicadas entre ellas por un fino hilo. Son como sketches en los que no falta un guiño, una remisión irónica, un retruécano, un entrar y salir, un jolgorio, una danza, una música sorpresiva con ánimo de empastar sin romper la armonía (complicado, a veces, con tanta mezcolanza). Sigue leyendo