Tierra

Sergio Blanco explora en el Teatro María Guerrero la muerte de su madre en una de sus autoficciones más logradas

Tierra - Foto de Nairí Aharonián
Foto de Nairí Aharonián

Todo el aparataje de Sergio Blanco es consabido y redundante. No es algo que solamente se le pueda achacar a él, puesto que las postdramaticidades abundan por doquier en el ansia por ser moderno. Si bien es cierto que, en esta ocasión, el fondo del asunto queda perfilado con gran elegancia. Una aproximación sutil y hermosa, sin emotivismo; pero con el dolor de víctimas, de verdugos y, en definitiva, de gente que nos traslada la pena y el sufrimiento con una mirada tan serena como elocuente. Sigue leyendo