Celso Giménez se pone al frente de este montaje para revelarnos los peculiares avatares de su abuelo durante la Guerra Civil

Esta propuesta la firma en solitario Celso Giménez; pero posee la estética propia de La Tristura —de hecho, sus dos colegas, Violeta Gil e Itsaso Arana, lo apoyan—. Y es con lo que realmente, por ahora, me quedo, con esa estética objetivista, donde el tiempo «real» acontece delante de nuestros ojos, en ese segmento que el director ha seleccionado, como ocurre en esa novelística deudora del Nouveau Roman, que nosotros identificamos siempre con El Jarama, de Ferlosio. Sigue leyendo