Susanne Kennedy plantea un sofisticado viaje alquímico en un espectáculo tan tedioso como fascinante en los Teatros del Canal

¿Esta propuesta de Susanne Kennedy es una tediosísima genialidad? Partamos de la casi ausencia de aplausos y del absoluto desconcierto del público en el estreno en los Teatros del Canal. Por fin algo de sinceridad en el respetable. Fuera caretas. Ciertamente, una función costosa, aburrida, sin aparente sentido; pero, paradójicamente, radical en su compromiso estético-filosófico. Si aceptamos la apuesta, tendremos que hacer el esfuerzo de desencriptar un dispositivo que da una serie de claves básicas; aunque nos sostiene en una alegoría de corte posmoderno. Sigue leyendo