Débora Izaguirre recurre a los tópicos del romanticismo para configurar un drama con textos de Bécquer en el Teatro Fernán Gómez

Si ya la temporada anterior me pareció un proyecto fallido aquella adaptación de El monte de las ánimas, volver ahora, en parte, sobre la misma leyenda, me parece todo un desatino. Sobre todo, porque es un mejunje que el espectador difícilmente puede encajar en su comprensión. Así que habrá que acudir con los deberes hechos para, al menos, sacar una conclusión certera. Sigue leyendo
Hoy, trasladar al teatro el misterio, el terror y esa atmósfera en la estela del romanticismo que pulsó Bécquer al recoger en sus Leyendas las tradiciones inveteradas de aquí de y allí, es harto complicado. Estos relatos proceden de toda una trayectoria oral, que fomentaba la imaginación y que conectaba con unas creencias. Nuestra mirada está «contaminada» por la velocidad de las imágenes y de los golpes de efecto que el cine ha explotado en demasía. Además de que Halloween ha aportado su propia perspectiva consumista y festiva con una ironía que desbarata cualquier espanto creíble.