Borja Rodríguez y Violeta del Campo abordan el binomio realidad/ficción a partir de la «espantada» actoral de Daniel Day-Lewis

Los marchamos a los que se acogen los jóvenes teatristas están tan marcados entre la autoficción, la metateatralidad, la documentación y esas narraciones ante el micrófono que exige el posdrama que ya es necesario quedarse con lo poco que pueda ser peculiar. En este caso, remitir a la espantada que dio el extraordinario actor Daniel Day-Lewis en 1989, cuando estaba haciendo de Hamlet en Royal National Theatre. Durante la escena V del acto I, aquella en la que el príncipe es alertado por el fantasma del rey de que ha sido asesinado, la función se paró, Daniel huyó consternado y jamás volvió a subir a un escenario. Sigue leyendo
