Débora Izaguirre recurre a los tópicos del romanticismo para configurar un drama con textos de Bécquer en el Teatro Fernán Gómez

Si ya la temporada anterior me pareció un proyecto fallido aquella adaptación de El monte de las ánimas, volver ahora, en parte, sobre la misma leyenda, me parece todo un desatino. Sobre todo, porque es un mejunje que el espectador difícilmente puede encajar en su comprensión. Así que habrá que acudir con los deberes hechos para, al menos, sacar una conclusión certera. Sigue leyendo